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martes, 17 de junio de 2014

LA GUERRA NAVAL Y LA BATALLA DE JUTLANDIA

LOS FRENTES SECUNDARIOS (CUARTA PARTE)


Cuando estalló la guerra en junio de 1914, la armada real británica recuperó un plan diseñado y aprobado en 1909 que concebía un bloqueo económico completo a Alemania en caso de guerra. El 3 de noviembre de ese año, los británicos pusieron en marcha el plan: el Mar del Norte y el Canal de la Mancha se consideraron zonas de guerra y no se permitió a ningún barco transportar mercancías a Alemania. Los barcos de los países neutrales eran registrados y todas las mercancías con destino a Alemania, fuesen armamento o alimentos, confiscadas.

El plan británico era ilegal, porque no se ajustaba al derecho internacional, e inmoral porque por primera vez en la Historia se consideraba a los civiles objetivo de guerra. Millones de alemanes morirían de hambre en los cuatro años largos de guerra por la escasez de suministros. 

En respuesta a la estrategia del gobierno de Londres, Alemania declaró zona de guerra todas las aguas que rodeasen las Islas Británicas y anunció que todo navío mercante enemigo sería torpedeado por submarinos alemanes. Se trataba de un contra-bloqueo pero el II Reich estaba en inferioridad en los mares pues su flota era muy inferior en número a la armada británica, la más poderosa del mundo en aquellos años. Pero los alemanes cumplieron su amenaza: en 1915, el transatlántico británico "Lusitania" fue torpedeado cuando volvía de EE.UU. y 1.198 de sus pasajeros perecieron. No sería el último: el "Arabic" y el "Sussex" corrieron la misma suerte meses después.

Pero la situación de Alemania era desesperada. No conseguía romper el bloqueo impuesto por Gran Bretaña y la escasez de alimentos empezaba a hacerse notar entre la población. El 31 de mayo de 1916 la Flota de Alta Mar alemana (Hochsee Flotte) se hizo a la mar en el Mar del Norte, dirigida por el almirante Scheer, para enfrentarse a los británicos en lo que se denominó la Batalla de Jutlandia.

El plan de los alemanes era hacer un ataque sorpresa a los británicos ya que eran conscientes de que su flota, muy inferior en número, no iba a ser capaz de romper el bloque británico. El plan de Scheer era atacar la costa este de Gran Bretaña y destruir los cruceros británicos bajo el mando del almirante Beatty.   

Pero los británicos tuvieron acceso al código naval alemán con lo que conocían al detalle los planes del gobierno de Berlín. Al saber que la Hochsee Flotte se encontraba en el Mar del Norte decidieron tenderle una trampa: al acercarse los navíos alemanes a la costa británica, la flota inglesa saldría a su encuentro, la alcanzaría y la destruiría.

Todo estaba dispuesto frente a las costas de la península danesa para la mayor batalla naval de la Historia. Unos 150 barcos británicos salieron al encuentro de los 100 navíos de la flota alemana a toda velocidad. Más de 100.000 marineros, de uno y otro bando, se disponían a entrar en combate hacia las 14:30 de aquel día de finales de mayo de 1916.

En el momento del encuentro, la superioridad numérica británica desapareció porque los navíos de Beatty eran incapaces de hacer frente al potencial alemán. Los cañones navales teutones, mucho más precisos que los británicos, hicieron blanco en el "Lion", el "HMS Indefatigable" y otros muchos barcos británicos. En poco tiempo, un tercio de la flota británica estaba fuera de servicio.

Beatty vio el momento de retirarse pero ante el peligro de caer en su propia trampa decidió continuar la batalla al tiempo que recibía la ayuda de la Grand Fleet, dirigida por Jellicoe. Los refuerzos equilibraron la balanza y permitieron a los británico continuar. Hubo varios encuentros entre la flota teutona de Scheer y las flotas británicas y durante la batalla varios navíos de uno y otro bando fueron torpedeados, incendiados y hundidos.

Batalla de Jutlandia

En la madrugada del 1 de junio de 1916, cuando finalizó la batalla, 2.551 alemanes habían muerto y 507 estaban heridos; del lado británico, perecieron 6.097 hombres y 510 fueron heridos. Pero, ¿quién gano la batalla?

Aún hoy no se sabe realmente quien fue el vencedor. Los alemanes declararon la victoria y los británicos mantuvieron que los teutones habían fracasado en el intento de levantar el bloque naval británico, por lo que habían fracasado en su objetivo. Lo cierto es que la flota de Scheer hizo gran daño a la Grand Fleet británica, pero no la destruyó por completo y tampoco consiguió levantar el bloqueo económico impuesto por el gobierno de Londres. Además, la pericia de los almirantes británicos Beatty y Jellicoe permitió que la armada británica saliese airosa de la batalla.

En cualquier caso, la batalla de Jutlandia fue en realidad una derrota de la armada real británica. Nunca se recuperó por completo del golpe asestado por la flota de Scheer, aunque es cierto que no se levanto el bloqueo. Este hecho influyó en el propio almirante alemán cuando recomendó al káiser reanudar la guerra total submarina porque la Hochsee Flotte no era capaz de obligar por sí misma a que los británicos terminaran la guerra. El mito de la invencible armada real británica terminó pero Alemania no había conseguido que se rindiese y el bloqueo seguía asfixiando la economía del Reich al tiempo que ahogaba en hambre a la población alemana.  



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